Viajeros europeos y sus motivaciones para  
visitar Ecuador en el siglo XIX  
Ortiz Chaves María  
European travelers and their motivations to visit  
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Ecuador in the 19th century  
Universidad Central del Ecuador- Ecuador  
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Manuscrito recibido el 09 de diciembre del 2019, y aceptado tras revisión editorial y de pares doble ciego el 24 de marzo  
del 2020. Turismo, desarrollo y buen vivir. Revista de Investigación de la Ciencia Turística -RICIT. Nro. 14. Publicación Anual.  
(
diciembre -2020) ISSN: 1390-6305 ISSN-e: 2588-0861.  
Licenciada en Turismo Histórico Cultural por la Universidad Central del Ecuador- Ecuador  
Master in Tourism Destination Management. Docente de la Carrera de Turismo Histórico Cultural en la Universidad  
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Central del Ecuador - Ecuador  
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Master en Arqueología Prehistórica, Universidad Central del Ecuador-Ecuador  
Viajeros europeos y sus motivaciones para visitar Ecuador en el siglo XIX  
María Belén Ortiz, Ana Cueva, Marco Zea  
RICIT nro. 14 -diciembre -2020. (pp.24-48) ISSN: 1390-6305 ISSN-e: 2588-0861.  
Resumen  
El siglo XIX estuvo caracterizado por el surgimiento de nuevas fuerzas materiales, políticas,  
demográficas e intelectuales que habrían impulsado la realización de viajes alrededor del mundo,  
incursiones a territorios inhóspitos como el paso hacia el Nuevo Continente que ha marcado la historia,  
y ha dejado extensos compilados sobre relatos de experiencias, sentimientos, travesías, puntos de vista  
e impresiones de los viajeros. Este artículo tiene como objetivo identificar las motivaciones de los  
viajeros procedentes de Francia, Alemania, España e Inglaterra hacia Ecuador en el siglo XIX. Para este  
fin se realizó un análisis retrospectivo basado en la revisión bibliográfica profunda de fuentes primarias  
y secundarias en repositorios bibliográficos nacionales como de los países en cuestión, para  
posteriormente proceder a esquematizar dicha información en matrices de resumen, donde además de la  
motivación se tomó en cuenta el registro de los datos personales de cada viajero, como nacionalidad y  
ocupación, para finalmente lograr una segmentación de seis tipologías de motivación de elaboración  
propia. Los resultados preliminares, tras seis meses de trabajo, indican que la mayoría de los viajeros se  
trasladaban por motivos laborales, siguiendo un rasgo colectivo de conocer sitios descritos como  
exóticos, por un pensamiento propio de la época influenciado por el deseo de explorar “lo otro”. De  
igual manera destacan los viajeros por motivos académicos, por la ciencia, por el arte, diplomacia, por  
comercio, emisarios de científicos, recolectores de especímenes naturales y hasta visitas accidentales.  
Palabras claves: motivación, viajeros, relatos de viaje, Ecuador, siglo XIX.  
Abstract  
Nineteenth century was characterized by the emergence of new material, political, demographic and  
intellectual forces that would have prompted the realization of trips around the world. Also, incursions  
into inhospitable territories as a step towards the New Continent which has marked history, and has left  
extensive compiled on stories of experiences, feelings, journeys, points of view and impressions of  
travelers. This article aims to identify the motivations of travelers from France, Germany, Spain and  
England to Ecuador in the 19th century. For this purpose, a retrospective analysis was carried out based  
on the deep bibliographic review of primary and secondary sources in national bibliographic repositories  
as of the countries in question. This, to subsequently proceed to schematize that information in summary  
matrices.  
Besides of motivation, registration of personal data of each traveler, so nationality as well as occupation  
were noted, to finally achieve a segmentation of six types of motivation of own elaboration. Preliminary  
results, after six months of work, indicate that majority of travelers moved for work reasons, following  
a collective feature of knowing places described as exotic; and then a thought of the epoch influenced  
by the desire to explore “the other " Likewise, travelers stand out for motivated academics, for science,  
for art, diplomacy, for commerce, emissaries of scientists, collectors of natural specimens and even  
accidental visits.  
th  
Keywords: motivation, travelers, travel stories, Ecuador, 19 century  
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María Belén Ortiz, Ana Cueva, Marco Zea  
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Introducción  
Adentrarse académicamente en los relatos de viajes supone un camino extenso y aún confuso,  
empiezan a ser más frecuentes los estudios en este campo por la posibilidad en muchos casos  
de localizar huellas perdidas o incompletas de la historia, inclusive para ampliar la comprensión  
de fenómenos más recientes, como el turismo; actividad que emerge a raíz de los primeros  
viajes, desde aquellos viajes realizados por supervivencia, donde primaba un origen biológico  
debido a la necesidad de desplazamiento nómada, hasta llegar propiamente a aquellos por  
placer, conocimiento, u otros. En el caso americano, especialmente en el siglo XV, la extensión  
de los ejes geográficos por el descubrimiento del Nuevo Continente fue un factor esencial para  
la apertura del puente viajero desde Europa hacia Ecuador. Por otro lado, el siglo XIX se vería  
influenciado por grandes cambios a nivel mundial; como la Ilustración, que en gran medida  
provocaría la llegada de viajeros con un pensamiento enfocado hacia el fortalecimiento del  
conocimiento.  
El viajero explorador sería uno de los perfiles más representativos del siglo, y sus relatos se  
publicarían en famosas revistas europeas como Le Tour Du Monde, que incluyó amplias  
descripciones e imágenes de Ecuador, muchas enmarcadas en resaltar las características  
naturales y culturales de extenuantes travesías, desde Galápagos a Guayaquil, viajes a la  
Amazonía y trayectos entre Quito y Cuenca. A pesar de que los viajes tienen matices diversos  
el rasgo común es la constante necesidad del ser humano de romper la rutina, ya sea desde el  
hogar mediante libros de viajes o partiendo realmente hacia ellos, desde donde grandes y  
pequeñas expediciones aportaron a la ciencia de la narración y descripción. Como por ejemplo  
el discurso presentado por Eugéne Souville sobre Quito, refiriéndose a esta ciudad como; “La  
famosa ciudad de los Incas, la ciudad a la vez más elevada del mundo y la más cercana a la  
línea equinoccial” (Lara, 1987).  
La investigación presentada a continuación se centra en un análisis retrospectivo, y  
precisamente ante ello se propuso como objetivo general estudiar las motivaciones de los  
viajeros europeos que partieron hacia Ecuador en el siglo XIX, tomando en consideración por  
mayor cantidad de bibliografía y afinidad de idioma a cuatro nacionalidades: viajeros alemanes,  
españoles, franceses e ingleses. La metodología utilizada fue cualitativa, se sustentó bajo el  
método de revisión bibliográfica de fuentes primarias y secundarias, de archivos y bibliotecas  
nacionales e internacionales, como la Biblioteca Nacional de París, Biblioteca Nacional de  
España, Fondo Jacinto Jijón y Caamaño y Biblioteca Federico Gonzáles Suárez. Bajo estas  
premisas y ante la necesidad de segmentar los tipos de motivaciones identificados, se propuso  
una tipología correspondiente a 6 grupos: motivos familiares y sociales (MFS), motivos  
laborales (ML), motivos formativos (MF), motivos misioneros (MM), motivos turísticos (MT)  
y otros motivos (OM), la mayoría fueron diplomáticos, comerciantes, militares o académicos.  
Los resultados son realmente heterogéneos, por ejemplo; Jules Bourcier llegó para ocupar el  
puesto de Cónsul General de Guayaquil en 1849 y Moritz Alphons Stübel arribó al Ecuador  
motivado por estudiar los volcanes ecuatorianos afirmando que los volcanes en Ecuador crecen  
como hongos en el suelo” (Banco Central del Ecuador y UNESCO, 2004).  
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Marco teórico  
Trechera (2005) explica que, etimológicamente, el término motivación procede del latín  
motus, que se relaciona con aquello que moviliza a la persona a ejecutar una actividad, otros  
autores sostienen que es el proceso por el cual el sujeto se plantea un objetivo, utiliza los  
recursos adecuados y mantiene una determinada conducta con el propósito de lograr una  
meta (Bisquerra, 2000), también se trata de las fuerzas sociopsicológicas que predisponen a  
los individuos a optar y participar en una actividad (Suárez, 2012). Para Pearce (1982) en  
cambio, es un proceso dinámico cuyo origen reside en las necesidades básicas comunes del  
ser humano. En suma, se puede decir que la motivación representa las razones que impulsan  
al ser humano para realizar algo. Este término es originalmente abordado desde la psicología,  
pero en relación al tema estudiado es frecuente vincularlo con el turismo, en un intento por  
hallar las razones o los elementos que generan movilidades humanas asociadas a  
desplazamientos por ocio, entretenimiento u otro, pues esta actividad se consolidaría a raíz  
de los primeros viajes del ser humano hasta llegar al siglo XVIII donde factores como la  
Revolución Industrial impulsarían en cierta medida los traslados con fines propiamente  
turísticos.  
Por otro lado, viaje se deriva del término catalán viatge, del latín viaticum que viene de vía,  
y se traduce como camino, es definido como traslado de un lugar a otro. Albuquerque (2006)  
sugiere que los traslados se producen inicialmente más por condición biológica que por  
curiosidad, Rull y Serrallonga (2008) hablan también de sus orígenes y aluden a dos; por un  
lado el biológico que deriva de la idea de viaje vs. supervivencia, donde el segundo es el  
motivo que genera el desplazamiento, y por otro el viaje de origen cultural provocado por  
rasgos generacionales que se transforman en hábitos, nuevas necesidades y que darían paso  
a una cultura, la de viajar.  
Al hablar de escritos de viaje es habitual hacer referencia a los términos Literatura de viajes  
y Relatos de viajes, como identificación general del tema, pero es preciso aclarar que ambos  
términos engloban distintas áreas, pues según estudios del Instituto de Lengua Española  
(citado en Albuquerque, 2011), “Todo libro de viajes se enmarca dentro del ámbito de la  
literatura de viajes pero no toda literatura de viajes queda incluida dentro de los relatos de  
viajes”, la literatura de viajes es el subgénero literario perteneciente al género narrativo,  
según Santos y Encinas (2009) y Ferrús (2011), afirman que como género literario sería tan  
abarcador que prácticamente comprendería la mayoría de textos de la literatura universal, tal  
como La Eneida, Divina Comedia y el Quijote de la Mancha, pues esta trata de viajes, pero  
son viajes ficticios. En cambio, hablar de relatos de viaje se refiere a viajes reales y con  
rasgos claramente diferenciados, como relatos factuales, testimoniales y escritos donde  
frecuentemente lo descriptivo prima sobre lo narrativo.  
El protagonista de los relatos de viaje es conocido como viajero, y bien habrá tantos de ellos  
como relatos existen, pero quizá uno de los apelativos más frecuentes es explorador, dada su  
raíz conceptual que deriva de explorare, inspeccionar, conocer bien todo y dejar testimonio  
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a través de escritos e imágenes sobre experiencias, puntos de vista y sentimientos de la  
travesía, en diarios. Estos documentos surgirían ante la idea de aumentar el grado de  
razonamiento objetivo sobre noticias de un tema o sitio en particular. Según Fernández  
(2015) florecería una necesidad llamada de inspección ocular que pretendía diferenciar el  
hilo entre las narraciones de un viajero ficticio y un real, este proceso surge por la necesidad  
personal de trasladarse para comprobar la veracidad de argumentos, y la forma más usual  
para presentar pruebas era a través de detallados diarios sobre los viajes efectuados.  
Muchos viajeros dejaron constancia de sus viajes en la historia, entre los relatos más ilustres  
de la antigüedad se encuentran: el Poema de Gilgamesh, la narración más antigua conocida  
hasta ahora, detalla las aventuras del rey sumerio; otro es la Historia de Unamón, texto  
escrito sobre papiro en Hierático tardío que trata sobre relatos comerciales entre Egipto y  
Oriente próximo (García, Oscarís y Rodríguez, 2012); también se tiene a Hannón, quien  
elabora en Lengua Púnica uno de los primeros relatos en orden cronológico sobre las  
exploraciones con fines de conquista de las costas africanas; Heródoto, en cambio, visita  
aproximadamente en 484 a.C Egipto, Libia, Etiopía, India, Fenicia, Arabia, entre otros,  
motivado por fines formativos, deseaba explorar cuidadosamente lo conocido en la época.  
De los primeros milenios de la era cristiana sobresale Pausanias, uno de los primeros  
predecesores de los relatistas de guías de viaje, escribiría en el 174 d.C. un manual exacto y  
sobrio sobre sus travesías, y este texto se constituiría como una primera Guía de viajes de  
Grecia (Verne, 1880). En cierta medida hasta aquí los relatos de viaje corresponden a  
literatura de carácter novelesco (Albuquerque, 2011). Ya en la Edad Media los relatos de  
viajeros aluden a improntas religiosas, muestra de ello son los manuscritos para cumplir con  
peregrinaciones a tierra santa, como a Santiago de Compostela, Roma y Jerusalén (Rivero,  
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015). El viaje se asociaría a un movimiento no solo de carácter espacial sino espiritual, ya  
sea como misionero, peregrino o cruzado bajo la Concepción del Homo Viator (hombre  
caminante) según Castro (2015) y Ramadori (2015) como se identificaba al viajero medieval,  
el hombre que sigue el camino físico y espiritual (García, 1994). Pero los viajes no se  
reducirían a la peregrinación, paralelamente se observa también viajeros comerciales,  
especialmente a partir del siglo XII. Aparecen las descripciones de Pierre d'Ailly, geógrafo,  
con su colección Ymago Mundi, donde da cuenta de objetos, paisajes y criaturas maravillosas.  
A la par surge el exotismo presentado en los viajes de Marco Polo en torno a 1300 d.C., el  
llamado príncipe de los viajeros escribiría una de las obras más traducidas a nivel mundial  
(García, 2009). Por lo tanto, en este siglo sobresalen dos tipos de viajeros: el viajero mercader  
y el viajero peregrino (Charton, 1860).  
Los rasgos cambiarían en los viajes modernos, según Regales (1983) lo más importante sería  
el concepto de la ampliación de ejes geográficos, desde Europa, primero hacia oriente y luego  
hacia América. Castro (s/a), por su parte, sugiere que el Humanismo del Renacimiento de  
finales del medievo se vería reflejado en los viajeros modernos, ya que estos defendían un  
desplazamiento ordenado y controlado, oponiéndose al movimiento errante por lo que  
muchos humanistas se dedicaron a viajar y plasmar crónicas, diarios y epístolas; como por  
ejemplo el humanista italiano Petrarca o los humanistas franceses Jas Elsner y Joan Pau  
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Rubiés (2015). Uno de los rasgos más significantes en la época apareció con el desconcierto  
europeo ante el descubrimiento del llamado Nuevo Mundo, pues este acontecimiento generó  
una nueva red de relatos especulativos sobre su naturaleza territorial, inicialmente con  
tonalidad romántica (Fernández, 2015). Este último hecho marcaría un antes y un después  
en los relatos de viajes debido a que fueron los descubridores y colonizadores quienes  
influenciaron el imaginario sobre América a través de sus escritos enviados, publicados y  
difundidos en Europa. De hecho, en los inicios del siglo XVI, mediante las Crónicas de Indias  
se hacía alusión al continente en términos de exuberante y fantástico, como en Historia de  
las Indias de Colón. En este siglo se viajó básicamente por tres motivos; descubrir, explorar  
y colonizar (BNE, 2016), aquí se puede mencionar textos como: Historia verdadera de la  
conquista de la Nueva España de Díaz del Castillo o Nuevo descubrimiento del gran Río  
Amazonas por Cristóbal de Acuña. Los viajes realizados por Francis Bacon serían de gran  
influencia en el contexto europeo, estos relatos estaban dirigidos especialmente a jóvenes  
aristócratas, contenía; motivaciones, sugerencias, objetivos y hasta obligaciones que todo  
viajero debía marcar a priori o a posteriori (Suárez, 2011).  
El siglo XVIII es conocido como el de los viajes científicos y exploraciones (Olivar, s/a), el  
concepto de viaje se ve modificado por la revolución científica, industrial y tecnológica de  
Europa, viajar se transforma en sinónimo de verdad y certeza (BNE, 2016). Como punto de  
partida aparece el movimiento del Gran Tour en Inglaterra, donde por fines expansionistas  
el estado requería de funcionarios que lleven el imperio, por lo que las familias aristócratas  
empezaron a cuidar con esmero la educación de sus hijos, así la idea de viajar tuvo como  
objetivo enseñar a los futuros funcionarios los logros que alcanzaron otros territorios, con el  
fin de que algún día los jóvenes (futuros funcionarios) los aplicasen a sus mismas naciones  
(Soto, s/a). Estos viajeros fueron habitualmente llamados grand touristas que a su vez daría  
origen al actual término turista. Consecuentemente, la Ilustración sería la encargada de  
influenciar el campo de viajes hasta los primeros años del siglo XIX, donde con base en un  
reformismo ilustrado, se concebían viajes con finalidad científica y educativa.  
Uno de los personajes que resaltó mundialmente sería Carl Linneo, quien al ser naturalista  
se mostraría como antecesor directo de viajeros con fines similares como Darwin o Humboldt  
a finales del XVIII e inicios del XIX (Rújula, 2010). El viaje en este siglo se transformó no  
solamente en un ejercicio de formación individual sino en un instrumento para la adquisición  
de información de primera mano. Los gobiernos, instituciones y los propios individuos  
hicieron de los viajes la fuente de información más importante (Bas, 2009). Estos traslados  
se concibieron como el perfecto broche de cierre para la formación académica de los jóvenes,  
que, entre otras cosas, les permitió afrontar exitosamente su vida en la sociedad al disponer  
de un bagaje cultural más diverso, inclusive fue concebido como el punto de partida hacia la  
madurez, pues prometía adultos con una formación profesional sólida, fortalecida mediante  
la gran vuelta por Europa. La ayuda de un tutor de viaje fue imprescindible, ya que éste  
representaba los ojos del viajero, estos tutores contribuían al diario de viaje con sugerencias  
como por ejemplo las hechas por Bacon:  
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The things to be seen and observed are: the courts of princes, especially when they give  
audience to ambassadors; the courts of justice, while they sit and hear causes; and so of  
consistories ecclesiastic; the churches and monasteries, with the monuments which are  
therein extant; the walls and fortifications of cities, and towns, and so the heavens and  
harbors; antiquities and ruins; libraries; colleges, disputations, and lectures, where any are;  
shipping and navies; houses and gardens of state and pleasure, near great cities; armories;  
arsenals; magazines; exchanges; burses; warehouses; exercises of horsemanship, fencing,  
training of soldiers, and the like; comedies, such whereunto the better sort of persons do  
resort; treasuries of jewels and robes; cabinets and rarities; and, to conclude, whatsoever is  
memorable, in the places where they go” (Suárez, 2011).  
En el siglo XIX, el carácter más notable del viajero fue el afán exploratorio del paisaje,  
natural y cultural, según Charton (1860), originado de una empresa colonial en busca de un  
imperialismo renovado, que intentaba alcanzar los últimos rincones inexplorados del planeta.  
Sin embargo, aparece un cambio de paradigma notable, ya no se buscaba relatos únicamente  
curiosos, sino más bien un fortalecimiento de conocimientos geográficos, como rutas  
terrestres o rutas para navegación. Además, los relatos románticos empezaron a predominar  
(Guzmán, 2013), priorizando lo estético y lo sentimental (VNE, 2016). Asimismo, si  
anteriormente lo objetivo era lo ideal ahora lo subjetivo sería más importante, es decir los  
relatos serían estrictamente factuales. La figura del viajero se afianza más con la de un  
escritor, si antes el relato apremiaba al viajero, ahora el relato se convertiría en un fin mismo  
(Albuquerque, 2011). La imagen de este viajero explorador se construyó mediante una  
prensa ilustrada, especialmente a través de revistas de viajes como “Le Tour Du Monde”  
(ver Figura I), donde ya para la época se menciona e ilustra a Ecuador.  
Figura 1. A la izquierda; portada del primer volumen de Le Tour du Monde, a la derecha; vista  
Calle de un barrio de Quito. Recuperado de Ecuador en las páginas de “Le Tour du Monde”  
(
Consejo Nacional de Cultura)  
De este siglo hay una variada presencia de viajeros, que, junto a los naturalistas, y sin ser  
especialistas, viajaron con la finalidad de describir y recolectar especímenes para gabinetes  
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europeos (Ventura, 2016). Guzmán (2013), por otro lado, sostiene que había viajeros de dos  
tipos: voluntarios e involuntarios; los primeros con la finalidad de conocer el mundo y los  
segundos estaban más bien obligados a viajar por causas externas como el exilio político.  
Fernández (2015) expone también dos clases; el inmigrante en busca de lo idílico, que escapa  
de realidades que lo impulsan a dejar su lugar nativo, y los conquistadores que llevaron  
consigo la bandera de su país para imponer sus costumbres y tradiciones en otro territorio.  
Charton (1860) establece cuatro categorías de viajeros en función a sus intereses: los viajeros  
motivados por la ciencia, por las artes, por el comercio y por la industria. Cabe recalcar que,  
debido a la corriente de americanistas, también existieron viajeros coleccionistas financiados  
por instituciones europeas que se convirtieron a la larga en sociedades científicas, como el  
Museo de Historia Natural que llegaría a crear incluso la Escuela de jóvenes naturalistas, por  
medio de la cual auspiciaron a decenas de viajeros con la finalidad de recolectar productos  
naturales interesantes y útiles en sus territorios.  
Con respecto a los relatos de viaje a Ecuador, en primer lugar, es importante mencionar que  
son realizados en las épocas independentistas. A pesar de ello, existe un gran flujo de viajeros  
en busca de recursos naturales, relaciones comerciales e influencia política. Muchos  
personajes habrían estado interesados en conocer y evaluar las condiciones sociopolíticas de  
la nueva república (Fitzell, 1994). En el siglo en cuestión, el Ecuador era presentado desde  
cuatro ángulos: el exótico, caracterizado por representaciones del paisaje con escenarios  
extremadamente naturales; segundo, la inmensidad de los sitios; tercero los fragmentos de  
vida social; y cuarto, los tipos sociales o composiciones psicosociales propias del arte  
costumbrista (Charton, 1860), (ver Figura 2). Pese a la carencia de estudios enfocados en  
las motivaciones de los viajeros a Ecuador en el siglo XIX, Judde (2011) en “Diplomáticos  
franceses al Ecuador en el siglo XIX”, dedica un segmento a esta temática, y enfatiza que de  
acuerdo a la motivación existieron siete tipos de viajeros: marineros, naturalistas, jefes de  
misión, exploradores, turistas, misioneros y viajeros de paso.  
Figura 2. A la izquierda; Ruinas de la catedral de Ibarra, Diseño de Riou según boceto de André, a la  
derecha; vista Balsa en el Río Guayas (Humboldt, Vistas de las cordilleras y pueblos indígenas).  
Recuperado de Ecuador en las páginas de “Le Tour Du Monde” (Consejo Nacional de Cultura)  
Según Charton (1860), la escenificación de lo cotidiano, como de personajes característicos  
toma fuerza en los viajeros europeos. De hecho, se representa el viaje a través de la pintura  
romántica intentado cumplir un papel dentro de la literatura, tomando el nombre de retrato de  
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viaje. La escenificación del mismo sirvió como medio para difundir la empresa colonial y el  
proyecto civilizador (Ver Figura 3). El personaje más representativo en la proyección de la  
imagen del Ecuador hacia el mundo sin duda alguna fue Alexander Von Humboldt, quien a  
través de sus voluminosas obras influyó en viajeros como Charles Darwin, uno de los científicos  
de talla mundial más importantes. Un dato anecdótico de Humboldt es que en su pasaporte tenía  
registrado la inscripción “viajando para la adquisición de conocimiento”, dilucidando así su  
finalidad viajera (Fitzell, 1994). Otros que también generarían fuerte impacto en sus estudios  
sobre Ecuador fueron Charles Marie de La Condamine, Teodoro Wolf y Edward Whymper.  
Figura 3. A la izquierda, vista de la Plaza de San francisco en Quito. Diseño de Clerget y Ferdinandus  
según una fotografía. A la derecha, Panorama de la ciudad y puerto de Guayaquil junto al montículo  
de la Polvareda (Gaetano Osculati). Recuperado de Ecuador en las páginas de “LE TOUR DU  
MONDE” (Consejo Nacional de Cultura).  
Para concluir este segmento se debe mencionar que no existen datos sólidos sobre  
movimientos migratorios hacia el Ecuador durante el siglo XIX, sin embargo, se conoce que  
Ecuador contaba con varias leyes migratorias, que habrían facilitado a que más viajeros  
ingresen al país. Por ejemplo, en 1867 se estableció un decreto que otorgaba el estatus de  
ciudadanía a ciertos extranjeros. Este hecho se ve reflejado en la tasa poblacional de  
Guayaquil en 1890 donde se censaron 5000 migrantes, la mayoría peruanos y junto a ellos  
un flujo de inmigración europea (italianos, alemanes y españoles). De Quito se tiene datos  
del año 1906 donde la población extranjera fue de 2,68, o sea 1.365 personas, entre ellos  
franceses (7,91%), italianos (7,69%) y españoles (7,47%) (Ramírez, 2012).  
Metodología  
Para dar respuesta al objetivo planteado se aplicó un análisis retrospectivo con enfoque  
metodológico cualitativo, mismo que fue orientado desde la búsqueda y contextualización  
histórica, al igual que desde el punto de vista turístico. El estudio fue llevado a cabo en un  
tiempo de seis meses, en base a la conformación de equipos de investigación con estudiantes  
de últimos niveles de la carrera de Turismo Histórico Cultural de la Universidad Central del  
Ecuador, mediante la participación en talleres y eventos vinculados con la literatura de viajes  
organizados en Ecuador por la Universidad Andina Simón Bolívar, el Instituto Goethe Casa  
Humboldt y la Universidad de Cuenca. Simultáneamente se llevó a cabo una exhaustiva  
revisión bibliográfica orientada en identificar las motivaciones de viajeros europeos  
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Viajeros europeos y sus motivaciones para visitar Ecuador en el siglo XIX  
María Belén Ortiz, Ana Cueva, Marco Zea  
RICIT nro. 14 -diciembre -2020. (pp.24-48) ISSN: 1390-6305 ISSN-e: 2588-0861.  
pertenecientes a cuatro nacionalidades: alemanes, españoles, franceses e ingleses, que  
visitaron Ecuador en el siglo XIX, mismas que fueron seleccionadas tras una pre-revisión de  
la mayor cantidad de literatura correspondiente al siglo y por afinidad de los investigadores  
con los idiomas originarios, esto a fin de reducir vacíos que puedan surgir a través de la  
traducción de los textos.  
Las fuentes bibliográficas utilizadas fueron primarias y secundarias. De las primeras destaca  
una búsqueda online en repositorios científicos digitales de bibliotecas principalmente de  
España y Francia, tales como la Biblioteca Nacional de España (BNE), Bibliothèque  
Nationale de Paris, L'Institut de France y archivos en el Quai d'Orsay, donde se lograron  
identificar relatos de viajes como, Imagen de Ecuador por un viajero del siglo XIX de  
Joaquín de Avendaño, El Ecuador en el siglo XIX; historia y naturaleza desde la visión de  
los diplomáticos y viajeros franceses de Gabriel Judde y Viajeros por el interior de América  
Meridional de Julian Mellet. A nivel nacional el Fondo Jacinto Jijón y Caamaño y la  
Biblioteca Federico Gonzáles Suárez fueron de gran aporte, al igual que otros repositorios  
como el de la Universidad de las Américas, Flacso Ecuador y Biblioteca de la Armada Militar  
Ecuatoriana, de donde se sustrajeron parte de las cartas del marino Gabriel Lafond de Lurcy  
y otros viajeros franceses. En cuanto a fuentes secundarias, las más importantes fueron dos,  
Viajeros Franceses a Ecuador en el siglo XIX por Darío Lara y Ecuador en las páginas de  
Le Tour du Monde, un aporte del Consejo Nacional de Cultura sobre las recopilaciones de  
una de las primeras revistas francesas de viaje del siglo XVIII por Édouard Charton.  
Así mismo, cabe señalar que en una primera instancia se realizó una caracterización de los  
viajeros del siglo XIX, bajo las propuestas teóricas de Cohen (1972) y Pearce (1982), que  
permitieron entregar un contexto macro sobre los viajeros europeos bajo cuatro categorías:  
los religiosos o misioneros, hombres de ciencia, artistas y diplomáticos, grupos que tendrían  
diversos roles, tales como, retratar, explorar la población local, dirigirse hacia lugares  
famosos, contribuir a la economía, entre otros.  
Con base en la información final recopilada se procedió a elaborar una ficha donde se tomó  
en consideración aspectos de interés, como datos personales, nombre, nacionalidad,  
ocupación, esto con el fin de identificar patrones como nacionalidad-motivación u  
ocupación-motivación, así mismo fue clave el segmento de referencia bibliográfica, pues  
facilitó el proceso constante de manejo y estudio de las mismas con su debida fuente. (Ver  
anexo No1). Finalmente, ante la necesidad de agrupar las motivaciones encontradas y frente  
a la dificultad de incluirlas en tipologías de otros autores, se propuso una tipología propia  
segmentada en seis grupos, ésta se la realizó en base a Charton (1860), Judde (2011) y la  
Organización Mundial del Turismo (OMT).  
Resultados  
Concluida la fase de revisión bibliográfica, se logró identificar alrededor de 65 viajeros de  
las nacionalidades pertinentes (alemanes, españoles, franceses e ingleses), pero solamente de  
3
0 de ellos se localizó mediante información explícita su primera motivación para visitar  
Ecuador en el siglo XIX, de los 35 restantes se encontró parte de sus datos personales e  
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información dispersa, con la que bien se pudo implicar sus razones para la visita, mas no  
afirmar el hecho exacto que los motivó a trasladarse por primera vez hacia Ecuador. Lo que  
sí se pudo evidenciar es que la mayoría pertenecían a la nacionalidad francesa y que sus  
antecedentes laborales correspondían a actividades diplomáticas, nada extraño dado la  
enérgica y profusa diplomacia franco ecuatoriana desarrollada en este siglo. Del grupo de  
viajeros restantes, se repartían entre ingleses y alemanes; de ellos el rasgo común era estar  
inmersos en actividades académicas y formativas, es decir; que viajaban para fortalecer sus  
estudios, sobre todo botánicos, o como emisarios y colectores para gabinetes de curiosidades.  
De los viajeros españoles, lamentablemente, no se pudo obtener mucha información, ya que  
no se encontraron datos contundentes sobre sus visitas al país. En un intento por descubrir la  
razón a esta escasez de información, se determinó que posiblemente la causa fueron las  
políticas migratorias creada en la independencia, por ejemplo, en la Constitución de Cádiz  
de 1812, en la cual el estado migratorio para los españoles era poco claro, y para 1853 según  
Domínguez (2011) se les habría suprimido la prohibición de viajar a América.  
Tomando en consideración los 30 perfiles identificados se pudo elaborar tipos  
motivacionales de viajero agrupados en seis categorías (Ver Tabla 1).  
Tabla 1. Clasificación motivacional viajeros siglo XIX  
Clasificación motivacional viajeros siglo XIX  
1
2
3
4
5
6
.
.
.
.
.
.
Motivos familiares y  
sociales  
MFS  
ML  
MF  
Personaje cuya finalidad viajera queda sustentada en cumplir  
encuentros familiares o sociales.  
Motivos laborales  
Personaje que viaja para ocupar un puesto o desarrollar un  
tipo de actividad laboral.  
Motivos formativos  
Motivos misioneros  
Motivos turísticos  
Otros motivos  
Personaje que destina su itinerario viajero para el  
fortalecimiento de sus conocimientos académicos.  
Personaje que siendo o no parte de una orden religiosa viaja  
por tareas relacionadas con organizaciones de este tipo.  
Personaje que posee profundo interés en conocer nuevos  
lugares, sea por motivos culturales, naturales u otros.  
Personajes que llegaron accidentalmente, exiliados políticos,  
o migrantes que viajan para radicarse permanentemente.  
MM  
MT  
OM  
Fuente: Elaboración propia  
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Tabla 2. Cuadro resumen; motivación de viajeros siglo XIX (Alemania, España, Francia, Inglaterra)  
N.º  
Nombre  
Nacionalidad  
Ocupación  
Motivación  
Tipo de motivación  
1
.
François Pierre  
Francia  
Sacerdote/misionero  
Determinar la condición del apostolado en los territorios de los  
grupos záparos, canelos y jíbaros, mediante un trabajo de  
exploración en la Amazonía ecuatoriana por un periodo de tres  
meses.  
Motivo misionero  
2
3
.
.
René de Kerret  
Eugène Souville  
Francia  
Francia  
Marino  
Marino  
Contactarse con el presidente de Ecuador José María Urbina para  
entregar un Tratado de Paz y Amistad Franco Ecuatoriana.  
Conocer la ciudad de Quito “La famosa ciudad de los Incas, la  
ciudad a la vez más elevada del mundo y la más cercana de la  
línea equinoccial”.  
Motivo laboral  
Motivo turístico  
4
5
.
.
Gabriel Lafond  
de Lurcy  
Francia  
Marino  
Comerciar productos entre transcontinentales.  
Motivo laboral  
Moritz Alphons  
Stübel  
Alemania  
Geólogo  
Estudiar los volcanes ecuatorianos y sus estructuras tectónicas  
para entender las formas de su terreno altiplano y extraer  
conclusiones de sus orígenes.  
Motivo formativo  
6
7
.
.
Francisco de  
Paula Martínez y  
Sáez  
España  
Naturalista  
Recolectar especímenes naturales de Sudamérica.  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
Claude Just Henri Francia  
Buchet de  
Diplomático  
Recopilar noticias sobre la situación del gobierno de Quito para  
enviarlo al gobierno francés y arreglar sus relaciones comerciales.  
Martigny  
8
9
1
1
.
Juan Bautista  
Menten  
Alemania  
Francia  
Francia  
Francia  
Astrónomo  
Político  
Crear y dirigir el Observatorio Astronómico de Quito.  
Ocupar el puesto de Cónsul General en Guayaquil,1849.  
Ocupar el puesto de Vicecónsul en Guayaquil,1836.  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
.
Jules Bourcier  
0.  
1.  
León Uthurburu  
Diplomático  
Diplomático  
Antoine Odilon  
Fabre  
Ocupar el puesto de Cónsul General y encargado de negocios en  
Quito.  
1
2.  
Edouard André  
Francia  
Naturalista  
Estudiar y plasmar de forma visual los paisajes naturales y  
culturales de Ecuador.  
Motivo formativo  
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1
1
1
1
1
3.  
4.  
5.  
6
Ernest Charton  
Francia  
Francia  
España  
Inglaterra  
Francia  
Pintor  
Llegó accidentalmente.  
Otros motivos  
Motivo formativo  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
Jean Baptiste  
Boussingault  
Joaquín de  
Químico  
Pedagogo  
Explorador  
Músico  
Estudiar el nivel del agua de varias lagunas de Ecuador.  
Ocupar el puesto como Cónsul en Quito.  
Cumplir su labor de secretario del Conde Ruiz de Castilla.  
Avendaño  
William Bennet  
Stevenson  
7
Jean Baptiste  
Washington de  
Mendeville  
Ocupar el puesto diplomático de Cónsul General en Guayaquil,  
1832.  
1
1
2
2
2
2
2
2
2
8.  
9.  
0.  
1.  
2.  
3.  
4.  
5.  
6.  
Esteban Gayraud Francia  
Médico  
Ayudar al gobierno a desarrollar y mejorar el ejercicio de la  
cirugía.  
Motivo laboral  
Richard Spruce  
Julien Mellet  
Inglaterra  
Francia  
Médico  
Herborizar y mandar los especímenes a los jardines botánicos y  
naturalistas de Inglaterra.  
Motivo laboral  
Comerciante  
Marino  
Conocer la realidad social de America Meridional.  
Motivo familiar/social  
Motivo laboral  
Nicolás Bayona  
Luis Dressel  
España  
Cumplir su servicio militar como parte de un escuadrón peruano  
que bloqueaba Guayaquil en 1858.  
Alemania  
Alemania  
Inglaterra  
España  
Sacerdote  
Naturalista  
Comerciante  
Zoólogo  
Tomar su puesto como profesor de química en la Escuela  
Politécnica Nacional.  
Motivo laboral  
August Rimbach  
Paul Fountain  
Herborizar especímenes de Ecuador.  
Motivo formativo  
Motivos turísticos  
Motivo laboral  
Visitar lugares lejanos y pocos conocidos de la tierra.  
Marcos Jiménez  
de la Espada  
Théodore  
Cumplir su labor como miembro de la Comisión Científica del  
Pacífico.  
Francia  
Diplomático  
Ocupar cargo de canciller en Guayaquil.  
Motivo laboral  
Philippe  
Lavezzari  
2
7.  
William Lobb  
Inglaterra  
Colector de plantas  
Colectar especímenes de plantas para ser comerciadas en Europa.  
Motivo laboral  
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2
2
3
8.  
9.  
0.  
Karl Theodor  
Hartweg  
Alemán  
Español  
Francés  
Botánico  
Botánico  
Naturalista  
Estudiar especímenes naturales del Ecuador.  
Motivo formativo  
Motivo laboral  
Motivo laboral  
Juan Isern y  
Batlló  
Cumplir su labor como miembro de la Comisión Científica del  
Pacífico.  
Jules Ezechiel  
Rémy  
Colectar especímenes de plantas para enviarlos a Europa.  
Fuente: Elaboración propia  
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Interpretación de los resultados  
1
. Motivos sociales y familiares  
Julien Mellet, en su diario de viaje titulado Viajes por el interior de América meridional, narra  
su travesía, se conoce que permaneció quince años en tierra firme, tiempo el cual dedicó a  
detallar el aspecto social de su visita, como las costumbres, carácter y usos varios. Como él  
afirma, el objetivo de su obra era dar conocer la realidad social que atravesaban los habitantes  
en el territorio ecuatoriano. Estuvo en Guayaquil e hizo una extensa descripción de la ciudad y  
afirma que su puerto se parece al de Burdeos, que sus iglesias están ricamente adornadas, pero  
no resaltan en materia arquitectónica. Sobre el comercio sostiene que todos sus productos,  
principalmente el cacao, contribuyen a que sea una ciudad brillante y rica.  
2
. Motivos laborales  
Muchos de estos viajeros se dedicaban al comercio como actividad secundaria o se dedicaron  
en futuros viajes, pero siempre primaba una primera motivación de desplazamiento, en este  
caso, los viajeros por fines laborales se los reconocen fácilmente por cinco grupos. Primero y  
en mayor cantidad los que llegaron a ocupar un puesto diplomático como es el caso de Jules  
Bourcier, un importante político francés, que, al ser nombrado Cónsul General en Guayaquil y  
Cónsul Sencillo Quito, se traslada a Ecuador para desempeñar su cargo. Además, al ser  
ornitólogo aficionado, dedicaría parte de su tiempo a recopilar especímenes de aves por lo que  
escribiría varias obras, como; Description et figures d'une espèce nouvelle d'oiseau- mouche le  
d'Allard y Collection typique d'oiseaux mouches (Judde, 2014). León Uthurburu, por su parte,  
sería nombrado Vicecónsul en Guayaquil de 1836, este viajero permaneció siete años en el país  
y es conocido por ser quien motivaría, sin éxito, a que el gobierno francés adquiera una de las  
Islas del Archipiélago de Galápagos, La Floreana, justificándose en el hecho de que sería una  
gran adquisición al estar lleno sus mares de ballenas (Judde, 2014). A pesar de haber sido un  
acontecimiento fallido, tiempo después se sabe que él mismo compraría la isla pues constaría  
en su testamento como propiedad, que años más tarde el gobierno francés intentaría reclamar  
como suya, sin resultado. (Luna, 1997).  
Paralelamente Théodore Philippe Lavezzari arribó para ocupar el cargo de Canciller en  
Guayaquil y Antoine Odilon Fabre en cambio, llegó a tomar el puesto de Cónsul General y  
Encargado de Negocios en Quito, este último permaneció tres años en Ecuador, y en 1861  
solicitó su retorno a Francia, valiéndose en que las condiciones de vida en Guayaquil serían  
complicadas por la presencia de las fiebres amarillas. Ante el rechazo del pedido, en 1864  
incurre en una falta grave retornando definitivamente a su país sin permiso de su gobierno, se  
lo recuerda también porque fue quien impulsó el pedido de Gabriel García Moreno, presidente  
de la nación durante el siglo XIX, de que Ecuador quede bajo el protectorado francés (Judde,  
2
014).  
Otro viajero es Joaquín de Avendaño, quien arriba a Ecuador en 1857 en calidad de Cónsul  
español en Quito, detalla minuciosamente su traslado desde Guayaquil, y destaca de la región  
de Ibarra, que atravesó un espesísimo bosque que cubría el flanco norte y noroccidental el  
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Volcán Mojanda, rodeado de maderas corrientes y buenos cedros (Hidalgo, 1998), también  
haría una fuerte crítica hacia el indígena y el mestizo, refiriéndose al último como un cáncer  
que deterioró la raza blanca. Estos testimonios pueden ser revisados con más detalle en el libro  
Imagen del Ecuador, Economía y sociedad vistas por un viajero del siglo XIX de Fitzell.  
Cerrando este grupo está Jean Baptiste Washington de Mendeville, nombrado Cónsul  
General en Guayaquil, quien es reconocido por su ágil labor diplomática, por ejemplo; la  
consolidación de la posición privilegiada de Francia sobre Ecuador en materia de derechos de  
aduana, logró también la reconstrucción de las pirámides francesas del reinado de Luis XV y  
sería el encargado de elaborar el famoso Tratado de Comercio, Navegación y Amistad en 1843  
(Judde, 2014).  
El segundo grupo bien marcado de los viajeros (de ML) son aquellos motivados por el  
comercio, de dos tipos; de especímenes de plantas, y de todo tipo de producto, en el primero  
sobresalen William Lobb, Jules Ezechiel Rémy y Richard Spruce. Los tres realizaron la  
travesía con la finalidad de recolectar plantas, secas o en semilla, para su comercio en Europa.  
Spruce estuvo en Ecuador desde 1857 hasta 1860, en Europa era conocido como un botánico  
experimentado, en junio de 1849 se propuso trasladarse a América del sur para estudiar y  
recoger especímenes de hierbas y plantas, ya en Ecuador recorrió varios territorios como  
Canelos, Pastaza y Bonbonaza y llegó hasta Baños, Quito, Ambato, Riobamba y Tarnaute,  
Guano, Alausí, Guayaquil y Guaranda. De sus viajes publicó obras como Hepaticae of the  
Amazon and the Andes of Perú and Ecuador (Spruce, 1908). En el caso de Lobb fue  
trabajador de James Veitch & Sons, la empresa familiar de viveros más importante del siglo  
XIX en Europa y fue enviado en 1840 a Sudamérica para este fin (Global Plants).  
De aquellos comerciantes de todo tipo de producto sobresale Gabriel Lafond de Lurcy,  
marino, que, tras visitar China, África y Filipinas, se empieza a ocupar de actividades  
comerciales, para ello parte en 1821 desde México hacia Guayaquil para realizar la venta de  
un cargamento de manteca, una segunda visita la haría con el fin de abastecerse de cacao  
para venderlo en el territorio británico de Gibraltar, luego por una carga de sombreros de  
paja toquilla para su venta en Valparaíso, Chile. Después de 15 años regresa a Nantes donde  
se convierte en director de los seguros marítimos, y en 1837 comenzó a escribir sus libros de  
viajes que aparecieron posteriormente en La Flotte, periódico de la marina real. (Pimentel,  
1
990).  
En tercer lugar, se encuentran los viajeros que siendo militares en su país de origen llegaron  
precisamente a ejercer esta función en la armada ecuatoriana, aquí se tiene a Nicolás Bayona,  
reconocido capitán de marina, contratado primero para servir en Perú donde conocería al hijo  
de Juan José Flores, Reinaldo Flores Jijón, quien se encontraba culminando su formación  
militar, construiría una amistad con él y combatirían juntos en la Guerra del Perú, lucharía  
también contra los montoneros de Alfaro y en el año de 1895 retornaría para servir en las  
fuerzas armadas durante la transformación liberal (Pacheco, 2009).  
Otro grupo notorio, el cuarto, son los viajeros contratados durante el gobierno de Gabriel  
García Moreno, siguiendo su política reformista. Luis Dressel por ejemplo arriba para dar  
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clases de Química, Farmacología, Mineralogía y Geología en la Escuela Politécnica del  
Ecuador. Durante su estancia académica tomaría el cargo como subdecano y realizaría varios  
estudios sobre petróleo y aguas minerales, del que publicaría obras como Estudio sobre  
algunas aguas minerales en el Ecuador, de la misma haría una segunda edición publicada  
por la Universidad Central del Ecuador (Escuela Politécnica del Ecuador, 2015). Juan  
Bautista Menten por otro lado, fue contratado para crear y dirigir el Observatorio  
Astronómico de Quito, tardaría cuatro años en su construcción, desde 1873 a 1877. Menten  
lo diseñó tomando como modelo al Observatorio de Bonn, situado en Alemania y lo equipó  
con los dispositivos más modernos de la época, asimismo se convirtió en su primer director  
(Escuela Politécnica Nacional, 2015). Esteban Gayraud era médico cirujano, tal como él  
lo menciona, se trasladó al país para ayudar al gobierno ecuatoriano a desarrollar y mejorar  
el ejercicio de la cirugía y de todo lo relacionado al tratamiento y curación de enfermedades  
de toda naturaleza, llegó para dirigir la Facultad de Medicina de la Universidad Central y  
como sumo encargado de todo lo que respectaba a hospitales y salud en 1873, entre sus  
labores importantes se destacó por ser el médico responsable de la autopsia de Gabriel García  
Moreno (Ruíz, 2017).  
Y el quinto grupo, está compuesto básicamente por españoles, quienes organizan varias  
misiones para recuperar su retraso en artes y ciencias del último siglo, entre ellas la Misión  
Científica del Pacífico, cuyo objetivo fue recolectar especímenes naturales (López, 2003).  
De ella se encontraron los relatos de tres de sus miembros, Juan Isern y Batlló, Marco  
Jiménez de la Espada y Francisco de Paula Martínez y Sáez. Todos debían recolectar  
especímenes americanos para impulsar el nuevo desarrollo de su nación, Martínez y Sáez  
trabajó como secretario y naturalista, e Isern y Batlló fue encargado de las recopilaciones  
de mamíferos. Este último recibió una medalla en París por su labor académica, pues sus  
colecciones sobre mamíferos fueron consideradas muy valiosas, se sabe que una vez en  
Europa la mayoría de especies habrían muerto pocos meses después. (Consejo Superior de  
Investigaciones Científicas, 1999).  
Entre otros motivos laborales, se encontró el de René de Kerret, quien cumplió con la  
misión de contactarse con José María Urbina para entregar un Tratado de Paz y Amistad  
franco ecuatoriana a raíz del abandono de Quito del ministro de Francia, Conde de  
Montholon, por la carente respuesta del gobierno ecuatoriano para darle solución a la  
situación negativa de los franceses en la república, quienes recibían maltrato y retiro de  
bienes. Este documento fue recibido positivamente y firmado el sábado 10 de junio de 1853,  
hecho histórico que según Lara no es mencionado en la historia ecuatoriana (Lara, 1987).  
También está William Bennet Stevenson, quien vino para desempeñarse como el último  
secretario del Conde Ruiz de Castilla. Permaneció veinte años en Sudamérica y fruto de este  
tiempo, escribió en su diario de viaje un amplio compendio del escenario político, social y  
cultural de este territorio en A Historical and Descritive Narrative of a Twenty Years  
Residence in South America (Fitzell, 1994), escritos con los que otorgó grandes aportes a la  
etnografía ecuatoriana por las amplias y detalladas descripciones de la vestimenta de los  
indios y mestizos, también de personajes pertenecientes a la aristocracia ecuatoriana, y de  
los oficios tradicionales como los Aguadores, la bodeguera y la tortillera (Castro, 1997).  
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Viajeros europeos y sus motivaciones para visitar Ecuador en el siglo XIX  
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Claude Just Henri, diplomático francés, partió desde Bogotá en 1831 a pedido del gobierno  
francés, para constatar la situación política de la ciudad, de modo que envió varias cartas a  
Europa dando cuenta de este hecho (Judde, 2014). En una segunda misión, en 1834, debía  
lograr firmar el famoso documento “Convención provisoria celebrada entre S.M. el Rey de  
Francia y el Estado del Ecuador”, para reafirmar la amistad entre las naciones, documento  
de vital importancia pues es concebido como el antecedente directo de la Comisión Mixta  
Franco- ecuatoriana de 1966, la comisión más importante firmada entre ambos países (Lara,  
2
006).  
. Motivos Formativos  
3
Varios de los viajeros que se encuentran en este apartado pueden ser incluidos en el grupo  
anterior, por un hecho puntual que motivaba a los botánicos a viajar para herborizar y crear  
colecciones que posteriormente comerciaban en Europa. Pero también existieron aquellos  
que viajaban exclusivamente para fortalecer su conocimiento académico en la disciplina.  
Un ejemplo claro es Moritz Alphons Stübel, quien decide viajar junto a su compañero  
Wilhelm Reiss desde marzo de 1870 hasta 1874, ante la idea de Stübel de que los volcanes  
en Ecuador nacen como hongos en el suelo. Sus investigaciones se enfocaron en la sierra  
norte y sierra centro, desde Carchi a Chimborazo, sin embargo, cada uno trabajó de forma  
independiente reuniéndose periódicamente para cotejar descubrimientos. Debido al  
importante valor científico que Stübel asignaba a las imágenes contrató al pintor local Rafael  
Troya para representar los parajes, bocetos que serían presentados en el VI Congreso de  
Geografía Alemana en 1886. Como resultado de su viaje se generaron grandes aportes  
científicos, como la clasificación genética de los volcanes de Ecuador, la formación del  
museo de descubrimientos de viajes en Leipzig, revistas y conferencias, como las dictadas  
en la Universidad Central del Ecuador. Al retornar a Alemania, Stübel critica fuertemente  
los estudios de Humboldt por una falta de profundidad científica (Banco Central del Ecuador  
y UNESCO, 2004).  
Edouard André asimismo fue un artista de la jardinería francesa, quien desempeñó  
funciones como Jardinero Principal de París, por lo que viaja construyendo grandes obras  
como El Bosque de Bolonia, en la misma Francia Arribó en 1876 a Sudamérica, y visitó  
Ecuador y Colombia con el fin de realizar una expedición y poder plasmar de forma visual  
la naturaleza de las dos naciones, ya que para él era primordial los datos observables. Fruto  
de la expedición publicó artículos en varias revistas como Revue horticole e L’Illustration  
horticole, donde aparecen ilustraciones con su propia pluma sobre plantas de los Andes  
ecuatoriales. Del mismo modo publicó dos relatos de viaje, L’Amerique Equinoxuite que  
aparecería en Ecuador en Le Tour du Monde y Rapport sur une Mission Scientijique dans  
L'Amerique tiu. (FLACSO, 2012). También se cuenta con los relatos de Jean Baptiste  
Boussingault quien se hallaba realizando un estudio sobre el nivel de las aguas en lagos de  
varios países y estando en Colombia para fortalecer sus investigaciones, se ve obligado,  
como él afirma, a trasladarse a Ecuador hacia el Lago San Pablo, Yahuarcocha y Quilotoa,  
en 1831. A su paso, describe la población y sus costumbres, da a conocer que, si no fuera  
por la crianza de los carneros, pareciera que se hallan aún en épocas de los Incas ya que han  
conservado en gran medida sus usos e idiomas. De su investigación concluye que: “En los  
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Viajeros europeos y sus motivaciones para visitar Ecuador en el siglo XIX  
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países en donde se han ejecutado grandes desmontes, ha habido muy probablemente  
disminución en las aguas vivas que corren a la superficie del terreno; mientras que allí donde  
no se ha hecho tala alguna, las aguas corrientes permanecen como antes sin menoscabo”,  
estos relatos pueden ser leídos con más detalle en el segmento de memorias de su obra  
publicada en 1849 en París Viajes científicos a los andes ecuatoriales, (Baptiste, 1849).  
Finalmente se cuenta con los aportes de Karl Theodor Hartweg y August Rimbach,  
quienes llegan a Ecuador a estudiar su naturaleza. Del segundo se conoce que fue profesor  
de botánica y zoología en Cuenca desde 1890 hasta 1894. Desde 1894 hasta 1895 vivió en  
Guayaquil y de sus estudios lograría una colección de más de 1000 especímenes. Se conoce  
según el catálogo de plantas vasculares del Ecuador que su hermano Carl Rimbach, geólogo,  
también visitaría el país, pero moriría en la ciudad de Riobamba.  
4
. Viajeros por motivos misioneros  
Solamente se identificó un viajero misionero católico. En el año 1869, mediante el Segundo  
Concilio Quitense se declaró con prioridad y urgente, la reorganización de las misiones  
religiosas en la Amazonía ecuatoriana, dado que había sido interrumpida sucesivamente por  
grupos de jíbaros, a quienes se les calificaba de irascibles y bélicos. Dieciséis años después,  
el Papa León XIII otorgó el restablecimiento de la Misión de Canelos, en territorios  
anteriormente manejados por la orden jesuita, para su cumplimiento se entregó diez mil  
pesos, más mil seiscientos francos enviados desde Holanda, para el misionero François  
Pierre, quien emprendió la exploración por tres meses, viaje reflejado en la obra Viaje de  
exploración a las tribus salvajes del Ecuador (Pierre, 1889).  
5
. Viajeros por motivos turísticos  
Es cierto que no se puede hablar directamente de viajeros turistas en este siglo (XIX), pues  
este fenómeno se consolidaría recién cinco décadas después. Pese a ello, se identificaron dos  
viajeros que presentan todas las características de lo que hoy se considera como un turista.  
Uno de ellos, Eugène Souville, quien, tras realizar numerosos viajes por el Océano Pacífico,  
como marino, llega el 6 de junio de 1850 a Guayaquil y pide autorización a su jefe para  
visitar la ciudad de Quito, este asiente positivamente y le da un mes para la expedición, en la  
cual lo acompañan dos amigos, Benoit d’Azy y De Hamelin. Souville reafirma  
constantemente su pasión por los viajes y menciona el placer que tendría al visitar Quito,  
conocida en aquel entonces como “la famosa ciudad de los Incas, a la vez más elevada del  
mundo y la más cercana de línea equinoccial”, sostiene firmemente que no pensaba más que  
en ello de tal manera que le parecía irrealizable. Como producto de su visita deja su diario  
de viaje Mes souvenirs maritimes, 1837-1863 (Lara, 1987). Con fines similares, Paul  
Fountain, comerciante inglés, que se describía a sí mismo como "un mercachifle o vendedor  
ambulante", viviría un largo periodo en Estados Unidos hasta poder llegar a Sudamérica. Su  
actividad era básicamente ofrecer a los granjeros y criadores de ganado comodidades, entre  
ellas, pieles de animales, y esto le permitió ahorrar lo necesario para cumplir su anhelado  
sueño de visitar países lejanos. Para llegar a Quito utilizó rutas alternas, frecuentemente  
utilizadas por ladrones y contrabandistas, pero dejaría varias descripciones sobre los  
indígenas de la sierra. Sus relatos fueron publicados en 1902 con el nombre de The Great  
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Mountains and Forests of South America.  
6
. Otros motivos  
En la mayoría de estudios sobre los viajes de Ernest Charton se expone que llegaría a  
Ecuador para ejercer labores pictóricas, hecho que no es del todo falso, pero si se revisa el  
relato Robo de un navío en el Océano Pacífico, se puede notar, más bien, “que llegó de forma  
accidental”. Charton se embarcó desde Chile en el navío La Rosa Segunda como  
inversionista de una empresa aurífera que planeaban formar con el inglés Bicroff y Lavigne  
en California, habían pasado ya varios días de navegación cuando se enfrentaron con un  
problema, el agua dulce se había terminado, por lo que deciden pasar por las Islas Galápagos  
para abastecerse, una vez allí surge un hecho aún más grave, son engañados y su barco La  
Rosa Segunda raptado, luego de pasar abandonados más de cincuenta días son rescatados  
por una goleta que venía a dejar nuevos condenados, así, mediante un trato de entregar una  
onza de oro por cada pasajero consiguen ir hasta Guayaquil, allí fue recibido  
desconfiadamente por el cónsul de Francia (Lara, 1989). A pesar del fatídico acontecimiento  
ocurrido en Galápagos, Charton se radica en Quito y ejerce su profesión, la de pintor,  
fundando inclusive el Liceo de Pintura Miguel de Santiago en 1849, antecedente de la  
Escuela de Bellas Artes (Codeseira, 2018).  
Conclusiones  
Los flujos transatlánticos que motivaron los viajes a Ecuador en el siglo XIX no fueron  
producto de azar, sino en respuesta a dos situaciones; primero, la política expansionista de  
las naciones europeas, que impulsó a viajeros a trasladarse a tierras lejanas y dejar  
precedentes de su visita, haciendo saber al mundo que su bandera estuvo en cierto territorio  
y que su paso influyó enormemente en diversos campos. Segundo, por el apoyo de los  
presidentes ecuatorianos, quienes bajo sus políticas de gobierno apoyaban leyes migratorias  
con diversos intereses, sobre todo comerciales, diplomáticos y educativos. Este hecho  
muestra el surgimiento de una doble motivación, la del viajero extranjero vs. la del receptor  
o el residente, ¿Qué esperaban los ecuatorianos en aquel entonces de los viajeros europeos?,  
muchos posiblemente cotejar saberes sobre temas de interés mundial. Quizá las visitas no  
fueron casuales y simplemente respondieron ante un circuito de oferta y demanda como  
sucede actualmente.  
En el siglo XIX y por la influencia del romanticismo donde primaba la autenticidad del  
relator hubo una variada gama de viajeros, pero destacan dos grupos; primero, aquellos que  
seguían una motivación grupal, estos viajeros se desplazaron influenciados por discursos  
emergentes de movimientos políticos o socioculturales, hablaban del destino Ecuador con  
una percepción enmarcada en lo exótico, lo diferente, lo último por explorar del planeta.  
Estas impresiones emitidas por los viajeros se convirtieron, sin duda, en influyentes y punto  
de partida de una motivación por migrar. Segundo, la motivación individual donde  
verdaderamente radicaba la originalidad del viajero, aquel que siempre buscaba seguir su  
espíritu y escribir un relato único. En otras palabras, el viajero del siglo XIX gozaba de un  
doble itinerario, el general conocido y el personal que aparecía solo cuando alcanzaba los  
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objetivos del primero. La mayoría se dedicaba al comercio en posteriores viajes, e incluso  
estas motivaciones dependían en gran medida del tipo de relación que se mantenía con el  
país, de modo que ingleses y alemanes destacaron por su interés intelectual y los franceses  
por sus intereses diplomáticos.  
La metodología aplicada contribuyó de gran manera, sin embargo, es pertinente recalcar que  
mayoritariamente las fuentes de investigación fueron secundarias, por lo que a futuro se  
debería comprobar la veracidad de los datos proporcionados mediante fuentes primarias.  
Siguiendo este enfoque de investigación, surgió un fuerte cuestionamiento sobre la  
pertinencia de encasillar las motivaciones detectadas en las seis tipologías propuestas, por lo  
que vale aclarar que la propuesta trató primero de abarcar a aquellos grupos representativos  
que se sabe realmente destacaban como grupos mayoritarios, así mismo se intentó realizar  
una propuesta objetiva con la finalidad de utilizar esta clasificación en futuros estudios.  
Por otro lado, el presente estudio generó varios aportes sobre el concepto de viajero,  
específicamente en referencia al tiempo de traslado, pues surge una derivación de la tipología  
viajero-residente o lo que hoy consideraríamos turista-residente, vinculado al hecho de que  
muchos viajeros estuvieron en el país por más de quince años y otros extendieron su  
permanencia para radicarse definitivamente. En este sentido hay que tomar en consideración  
que el tiempo de traslado intercontinental para el siglo en cuestión tomaba varios meses. Es  
importante tener en cuenta que para futuros estudios queda abierta la idea de estudiar  
profundamente los términos que giran en torno al tiempo de los viajes, puesto que  
actualmente los criterios de la OMT establecen el tiempo que se debe cumplir para  
considerarse turista, pero al ser un estudio retrospectivo hay una carencia de datos precisos  
que especifique la manera correcta de referirse a estos personajes, genéricamente pueden ser  
viajeros derivando su concepto de viajar, pero posiblemente no pueden ser llamados turistas.  
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