Cuando hablamos de conceptos clave en la relación entre tecnología y sociedad, es
fundamental abordar su definición y cómo estos se interrelacionan en contextos culturales
específicos. En este caso, uno de los conceptos centrales es el de culturas urbanas, que hace
referencia a las formas de vida y expresiones culturales que surgen en las ciudades y que, hoy
en día, están profundamente influenciadas por los medios de comunicación y la tecnología. Las
culturas urbanas, por tanto, tienen su eje central de formación en la comunicación,
especialmente a través de los medios digitales y las plataformas en línea.
Hablar de culturas urbanas en la actualidad implica necesariamente hablar de una
cultura mediatizada, ya que los medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales,
juegan un papel central en la construcción de identidad, valores y comportamientos. La forma
en que estas culturas se relacionan con la tecnología ha cambiado drásticamente en los últimos
años, sobre todo debido a la proliferación de internet y la aparición de nuevas plataformas
digitales que permiten una interacción más activa y participativa.
Antes, los usuarios de las tecnologías de la comunicación eran principalmente
consumidores de información. Este consumo era unidireccional, es decir, las personas accedían
a documentos, videos o cualquier otro tipo de información que las empresas dedicadas a la
producción de contenido subían a la red. Esta información era consumida de manera pasiva, en
muchos casos sin que los usuarios pudieran interactuar directamente con el contenido o generar
su propio material.
Sin embargo, con el auge de las redes sociales, las plataformas interactivas y el acceso
a herramientas de creación de contenido, la relación con la tecnología ha cambiado. Ahora, las
culturas urbanas no solo consumen información, sino que también la producen, comparten y
modifican. Las personas no solo buscan información, sino que participan activamente en la
creación de contenido, desde publicaciones en redes sociales hasta videos, blogs y otros tipos
de producciones digitales. Esta transformación ha redefinido lo que entendemos por "ocio" y
"entretenimiento", ya que la tecnología ha dejado de ser un mero canal para consumir
información y se ha convertido en un espacio para la creación, interacción y construcción
colectiva de significados.
Sin embargo, esta tendencia ha experimentado un cambio significativo, en gran parte
debido a la globalización. Los usuarios de la información ya no se limitan únicamente a
consumir contenido, sino que ahora participan activamente en la producción de contenido a
través de la red. Este cambio implica una transición de un rol pasivo a uno activo, donde las
personas no solo buscan información, sino que también crean, comparten y comunican sus
propias ideas, opiniones y experiencias en plataformas digitales, Las personas buscan compartir
sus experiencias con otros usuarios, lo que ha impulsado significativamente el crecimiento de
las redes sociales. En este contexto, los usuarios están interesados en objetos sociales, que son
elementos o temas que facilitan la interacción y el intercambio entre individuos. Los objetos
sociales se refieren a las actividades o propósitos específicos que una empresa o entidad
persigue. En un sentido más amplio, pueden incluir cualquier elemento que sirva como punto